Este mito se encuentra recogido en una de las tablillas que
se encontraron en Nippur. Se desconoce
su fecha de redacción pero por su grafía se sostiene que fue fijado en
la primera mitad del segundo milenio antes de Cristo. El texto está incompleto,
puesto que faltan numerosas líneas o están borrosas por el paso del tiempo, aun
así, explica bien los orígenes del mundo, los dioses y el Paraíso sumerio.
El texto comienza describiendo el lugar de Dilmun, la zona
del Paraíso terrenal sumerio, caracterizado por su pureza y por la falta de
todas las cosas malas (muerte, enfermedad, etc). Actualmente se identifica con
el archipiélago de las Bahrein, junto a las costas de Arabia oriental, en el
golfo Pérsico. En esta tierra se establece Enki, nombre sumerio de Ea. Enki fue
el ‘Señor de la tierra’, concebida como fundamento o vasto océano subterráneo. Su
nombre acadio equivale a ‘casa del agua’, lo que define su carácter y
atribuciones. Fue dios del agua dulce y del Océano, también se le consideró
dios de la magia, de la sabiduría y aun del género humano. Enki se asienta
junto con su esposa, Ninsikilla (entre los acadios, Enki, al que llaman Ea,
tuvo como esposas a Damkina, Mah y a Ninki).
A pesar de que falta texto y el mito está incompleto, se
puede entender que Ninsikilla le señala a su señor aquello que falta en Dilmun
(sobre todo el agua). Por lo que Enki llama a Utu (dios sol sumerio) y a Nanna
(dios luna sumerio) para que provean de los recursos que necesitan.
Después, Enki fecunda a Ninhursag, a la que también se llama
Nintu. Ninhursag, ‘señora de la montaña’, fue una divinidad agrícola y estuvo
conectada con los ritos hierogámicos de la regeneración. Más tarde fue conocida
como madre de los dioses, dándosele los títulos de ‘señora’ y también ‘mi
señora’. En este momento del mito, se presentan aspectos difíciles de
interpretar, puesto que también se nombra a la diosa Damgalnunna, esposa de
Enki y una entidad muy difícil de identificar con Ninhursag, conocida también
como Nintu.
De esta unión nace Ninmu. A partir de este momento, Enki continúa
fecundando a sus hijas y las hijas de ellas. Así, de Ninmu nace Ninkurra y, de
ella, nace Uttu (no confundir con Utu, nombrado anteriormente). Uttu es avisada
por Nintu de la presencia de Enki en los marjales, por lo que su intento de
fecundarla queda frustrado. Enki, por tanto, idea un nuevo plan. Enki, haciéndose
pasar por el jardinero, le ofrece pepinos, manzanas y uvas como un ofrecimiento
absoluto, un permanente regalo a cambio tal vez de los favores de Uttu, por lo
que, desoyendo las advertencias de Ninhursag, acaba entregándose a él. De esta
unión, no nacen divinidades, sino que Ninhursag utiliza el semen de Enki para
crear ocho plantas diferentes. Enki desea conocer todas esas nuevas plantas.
Por su parte, Ninhursag maldice el nombre de Enki y establece que no le mirará
más con el ‘ojo de la vida’.
Dios Enki.
Mientras tanto, en la residencia de los Annunaki (conjunto
de dioses que acompañan a An en el cielo), un zorro le pregunta a Enlil (ejecutor
de las ordenes de An, su padre) qué recompensa le promete a cambio de traer de
vuelta a Ninhursag. Enlil le ofrece campos y árboles y sobre todo la veneración
de su nombre. El zorro promete a los dioses visitar varias ciudades que todavía
existen: Nippur (Niffar), Ur (Tell Muqayyar), Larsa (Senkera) y Uruk (Warka)
pero no se sabe muy bien qué sigue a continuación, puesto que el mito está
incompleto en esta parte.
Ninhursag se reconcilia con Enki y le pregunta qué le duele.
A medida que va nombrando sus partes enfermas, Ninhursag va creando a los
dioses que nacen para Enki. El primero en nacer es Abu, le sigue Nintul, Ninsutu,
Ninkasi, Nazi, Dazimua, Ninti y Enshagag. Tras el nacimiento de estos dioses,
Ninhursag les otorga sus funciones: Abu se convierte en rey de las plantas;
Nintul será el señor de Magan (un país lejano que se correspondería con las
costas de Makran, en el Pakistán Occidental, o con Omán); Ninsutu se casa con
Ninazu; Ninkasi será aquella que sacie los deseos; Nazi se casará con Nindara;
Dazimua se casará con Ningishzida; Ninti será reina de los meses; y Enshagag
será el señor de Dilmun.
Así termina el primer mito de la creación sumerio
relacionado con Enki y Ninhursag, dos de las deidades más importantes del panteón
sumerio. Posteriormente, Enki creará a los humanos para servir a los dioses.
Señalar una cosa curiosa: la diosa Ninti, que nace de la
costilla dolorida de Enki por Ninhursag, ‘costilla’ en sumerio era ‘ti’ y se
asociaba al concepto de ‘vida’. Ninti equivalía a ‘dama de la costilla’ y a ‘dama
que hace vivir’. Esta idea hay que confrontarla con la costilla del mito de Adán
y Eva. Precisamente, Eva significa ‘viviente’ o ‘vivificante’; por lo que se
podría hablar de una influencia del texto sumerio o de sus significados en el
autor bíblico.
Para leer el poema, en el apartado de bibliografía dejo
varios enlaces al texto tanto en inglés como en castellano. Podréis comprobar
que está incompleto y faltan fragmentos. Aún así, los historiadores han podido
reconstruirlo para que tenga sentido. Así, encontramos que Ninhursag abandona a
Enki y, por este motivo, seduce a sus hijas y nietas. Tras seducir a Uttu,
Ninhursag, molesta por la naturaleza promiscua de Enki, remueve el semen de
Uttu y crea ocho plantas. Al caminar por el bosque y ver esas extrañas plantas
que desconocía, Enki las prueba y contrae ocho enfermedades. Finalmente,
Ninhursag se reconcilia con Enki por mediación de Enlil y un zorro y quita las
ocho enfermedades creando los nuevos dioses.
Bibliografía:
LARA PEINADO, Federico: Mitos sumerios y acadios; Editora
Nacional, 1984.
KRAMER, Samuel Noah: La historia empieza en Sumer. Enlace en Scribb.
Mito de Enki y Ninhursag. Scribb.
ENKI y NINHURSAG – Mitos Sumerios. Enlace.
Mito de Enki y Ninhursag en inglés. Enlace.
Sacred-texts.com Enlace.
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